Una de las preguntas que muchos tenemos es: por qué de pronto todo el mundo está hablando de Dolby Atmos? en internet, las conferencias, ferias, artistas y profesionales de la industria.
Qué tiene esta tecnología que está siendo adoptada en tantos frentes, desde la música hasta los automóviles?

Para mí, Atmos no es simplemente una mejora técnica ni una moda pasajera. Tampoco es una panacea. Representa una evolución interesante dentro de la historia del audio multicanal, con ventajas claras, pero también con ciertos desafíos que vale la pena poner sobre la mesa.

Dolby Atmos nació en el cine y durante años se mantuvo en ese ecosistema. Sin embargo, desde aproximadamente 2019 ha entrado con fuerza en la música, impulsado principalmente por alianzas estratégicas entre Dolby, Apple Music, Amazon Music, TIDAL y grandes sellos discográficos. Hoy, Apple Music promociona miles de discos en Atmos, incluyendo catálogos históricos y lanzamientos recientes.

Esto ha generado un cambio importante en la forma en que artistas, productores y labels abordan la producción. Algunos lo ven como una herramienta creativa nueva. Otros, más escépticos, lo entienden como una exigencia de la industria, una etiqueta que se está volviendo estándar en los lanzamientos.

Una de las razones clave por las que Atmos está avanzando es la compatibilidad con dispositivos de consumo masivo. Apple lo integró en sus AirPods, iPhones y laptops. Lo mismo hicieron Samsung, LG y otras marcas. Soundbars como las de Sonos y Bose permiten una experiencia «envolvente» sin necesidad de múltiples altavoces.

Ahora bien, la experiencia inmersiva en estos sistemas está fuertemente basada en renderización binaural o en virtualización mediante DSPs. No es lo mismo que una instalación multicanal real. Muchos usuarios escuchan Atmos sin saber exactamente qué es lo que lo diferencia de una buena mezcla estéreo. Y esto también ha generado cuestionamientos sobre si realmente se perciben los beneficios en todos los dispositivos.

Billie Eilish fue una de las primeras artistas mainstream en lanzar un disco completo en Atmos. Pero no fue la única. Pink Floyd, The Beatles, The Weeknd y Ariana Grande han trabajado mezclas inmersivas que expanden el campo sonoro de manera drástica. En el mundo experimental, artistas como Björk y Arca han llevado estas ideas mucho más lejos, diseñando performances completas pensadas para entornos inmersivos.

En el caso de Björk, su show Cornucopia no solo utilizaba un sistema de sonido multicanal sino que la narrativa musical estaba profundamente entrelazada con el movimiento espacial de los sonidos. No era una mezcla estética: era parte del contenido.

Hoy, Atmos no es exclusivo del cine o de grandes recintos. El ecosistema se ha expandido rápidamente. Apple Music ofrece miles de discos en Dolby Atmos, y fabricantes como Sonos, LG, Samsung, Sennheiser, Audi, Volvo, Mercedes-Benz, entre otros, han integrado compatibilidad con el formato en soundbars, audífonos, televisores y hasta sistemas de audio en automóviles, después de todo, vamos camino a que los automóviles sean cada vez más autónomos y donde la experiencia del entretenimiento será clave, interesante viajar sin tener que preocuparse de manejar e ir disfrutando un álbum o incluso pelicula en estos formatos no?

Desde el punto de vista de la producción, las herramientas están cada vez más accesibles. DAWs como Logic Pro, Pro Tools y Nuendo permiten mezclar directamente en Atmos. El Dolby Atmos Renderer se ha convertido en una pieza central del flujo de trabajo, y empresas como Sound Particles con sus paneadores y su primer “spatial Synth” o plugins como las reverbs Cinematic Rooms de LiquidSonics han sido diseñados pensando en estas arquitecturas expandidas.

A mi parecer la transición de Dolby Atmos desde el cine a la música no ha sido una adaptación forzada. Ha sido una extensión natural de una tecnología que vino a responder a una necesidad: la de habitar el sonido. Como productor, ingeniero o artista, Atmos representa una posibilidad real de diseñar experiencias que ya no solo se escuchan, sino que se viven íntegramente. Y eso, creo, marca un antes y un después en la historia del audio. Veamos hacia dónde nos dirigimos…


Christopher Manhey.-

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